Vivimos en un país donde la mayoría de las mujeres se convirtieron a una secta estúpida y satánica, la secta de la vanidad, y todas quieren ser las más bellas, el silicón, el masaje, la dieta, la pepa, las arrugas las cremas, los cirujanos. En mi país no hay excusas, hay que ser bella, colocarse dentro del pecho una bolsa de silicona llena, el botox que te inmoviliza las facciones es muy bueno para el seño, pasas de ser de seño fruncido, a seño inexpresivo, cualquier cosa es buena para las arrugas, colágeno en todas las arista, y si no está el anestesiólogo, y su cirujano plástico, que te ayudaran a ser toda una artista, quitarte diez años prometen… Dios mío! Yo no me quiero quitar diez años, lo que me han costado diez años, todo lo vivido marcado en una arruga, cada arruga que poseo es producto de risas llantos, momento de expresión absoluta, la ternura, el dolor, cada emoción, es una línea de expresión, nunca mejor dicha en mi rostro, y sí, las tetas se caen, pero que bien, son mis tetas, las que amamantaron, amaron, y fueron adaptándose poco a poco y día a día esta mujer que soy; las estrías!! Qué horror!, eso se quita con cirugía, ¿porque?, si me recuerdan que soy madre, es una marca de guerra, de esta guerra en esta vida. Amo cada una de mis imperfecciones, todas son la consecuencia de lo vivido, y vaya que Dios ha sido generoso, me gusto, y me amo, aquí y ahora. Así que lo siento, no me interesa su secta, de vaina voy a la peluquería, prefiero leer un libro, tomar un vino, estar en silencio, que interrumpe este momento mi mama recordándome que ya pertenece a la secta y que al amanecer se opera, se va a quitar diez años, así que mañana, mamá será mi hermana.
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1 comentario:
hace dias hablaba con una amiga sobre esto..
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