miércoles, 27 de agosto de 2008

Tendencias culturales de mi lugar

Si hablamos de cultura a nivel antropológico, que a mi parecer es el que mas se adapta al real y verdadero concepto de “cultura”, entendiendo por la misma, como todo lo que es el hacer del hombre; las tendencias culturales de mi municipio se asemejan a la de todo mi estado que en este caso es el distrito capital “Caracas” , a nivel gastronómico, que es un aspecto de la cultura muy interesante, y que particularmente, me llama la atención, aquí desayunamos y tenemos un mismo pan, ese pan proveniente de los dioses y que dio paso al dios hombre, tan enseñado en el bachillerato, a través del Popol Vuh, ese pan que a nivel nacional se llama “arepa”. Gozamos del mismo “caviar” manjar de los dioses que nos identifica, negro como nuestro petróleo, como el smog, que nos ahoga y nos hace respirar, para poder trasladarnos de un lugar a otro. Culturalmente en Caracas, que es mi ciudad, hemos desarrollado un aspecto que más que cultural, es espiritual; la paciencia. Esa paciencia con la que el pueblo espera, espera un transporte, para que lo traslade hasta la próxima transferencia, del otro que por fin lo llevara a su casa, a comerse ese negro y exquisito caviar, que solo nosotros, los de nuestro municipio, estado y país, disfrutamos con tanto gusto( específicamente, aquí la comemos con picante, queso blanco rayado, y azúcar) con un pan de los dioses. En eso somos únicos. Tenemos nuestras leyendas, sobre todo una muy cómica de una sayona que solo atormenta a hombres infieles, o la de un silbon viceversa, que entre mas lejos mas cerca, y viceversa. Unos indios de una casta y otros de otras, varias castas y varios reinos en un mismo reinado. Que no importa ya, si es militar, colonial o guerrillero. El caso, es que por ejemplo, en la Gran Sabana, territorio que no pertenece para nada, a mi municipio ni estado, están los indios elaboradores de Kumache que te cuentan como el hombre proviene del moriche y la palma. Sientes el fuerte impacto cultural y de repente recuerdas que si, tenemos nuestras tendencias especificas. Y aparece la diferencia. Vivo en Vista Alegre, desde hace un año, con el poco tiempo que tengo viviendo, ya pertenezco a un consejo comunal, ya se realizo por la comisión a la que represento una solicitud de radio y TV comunitaria, culturalmente mi entorno es político y comunicacional, es ideológico, es humanitario y a veces hasta soñador. Existe un profundo reconocimiento del colectivo, más allá de nuestros intereses, un crear, para producir y repartir. A lo mejor al político tradicional o el sacerdote de la iglesia de mi barrio, con el pensamiento encauzado y amarrado a una misma línea le sea difícil entender, y más si tiene que filtrar a los locos que no se conforman y que creen en la creación de un hombre nuevo para una nueva familia, calle, caserío, municipio o estado. Culturalmente se respira un nuevo fenómeno, huele a transformación, a esa canción que habla de parir un nuevo corazón, ¿hay un cambio o no? . Culturalmente eso es lo que se respira, en cada evento, el teatro, el cine, la TV, la radio, la prensa, el supermercado, la factura, los números, el dinero, las letras, la reforma. Hacemos lo mismo que otros, buscamos la leche, y las “negritas”, leemos la prensa, vemos la televisión, vamos al baño, leemos y nos preguntamos, leemos y nos respondemos, hacemos criterios, buenos o malos, pero nuestros, donde todos ganemos en armonía, e igualdad, dormimos, soñamos, y a veces solo a veces; uno que otro nace, en alguna cola esperando transferencias.

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