Tengo días que soy tierra fértil
y me siento
Tan productiva que copulo galaxias y Eras
Y paro universos, a cielo
abierto, y me recreo
Creando creciendo, la gloria y el
nirvana
Y días en que me disuelvo,
derretida
En la insegura gota de la lluvia que cae
Y la canícula, desde la ventana, me ahoga
Y ondeo cual hoja seca, llevada
al viento
Sin rumbo y al azar, me dejo
llevar
Y sólo con la idea de existir, de
ser,
De saber, esos días que con
apetito voraz
Me como el mundo, a mordiscos a pasión,
A rabia y a tesón, días de hambre tenaz y tardía
Y hay días, ¡ay! días míseros, sufridos, sacrificados
En la obscura noche de los acantilados,
piensos
Y me sorprende el amanecer, aun tenebroso,
difuso
En rutilante estrellas perdidas,
muertas apagadas
Otros días soy tan apacible, tan sosegada
Que nada me distrae del perfecto aquí
y ahora
Esos días soñados, de ensueño, utópicos,
perfectos
Concentrados en el presente anclados en ser y estar
Y hasta los recuerdos de nuestras
penas me iluminan
Y
días en que estoy tan lujuriosa,
tan lúbrica, carnal
Que mi piel se dispara al roce
del pensarte
Y mi cadera se ciñe al talle de
tu cuerpo
Oscila mi mente en un vaivén, sempiterno
Danza sensual, este día, mueve remueve,
muere
Y hay días, esos días que la sobriedad
me abriga
Y la soledad me encuentra, abstraída y mi alma
gime
Y la desolación pesa, cansada,
doblo mis rodillas a ti
Me acerco, te hablo, me entrego y
tú; Dios, haces mi día
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