Después de despedirme, repetidamente
Sacarte de mi cabeza, y acostumbrarme
llegas llorando como un bebe indefenso
sólo y desprotegido, buscando abrigo
manipulando mi instinto materno tan vivo
Y ahí estas dormido, plácido
Y yo tan segura de querer mi soledad
y tu tan seguro de querer estar conmigo
culpa, costumbre, pasión no se qué
pero duerme que el pezón que lactas
aún sigue a tu lado, niño eterno.
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