De relumbras increíbles te hablé
pero tu
no me entregaste rastro
sobre nuestro pendiente encuentro.
De océanos con erupciones en éxtasis te hablé,
y tú sólo me concediste un transitorio y urgente enigma poético.
¿De qué modo lograría irradiar pasión confusa
si nuestros cuerpos se hallan tan lejos
que desgarran escenarios de espacio sin tiempo?
Los nacidos de mortales se seducen;
te amo cual retoño nuevo.
Pese a todo, la incógnita se apropia
del “no poder”,y como gota de rocío
derramo sobre tus bordes poéticos.
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