Manuel y Miguel en el castillo del tiempo…

Sólo un cuento

Erase una vez en un país muy chiquito, donde vivían dos hermanitos iguales de parecer, tan idénticos como dos gotas de agua de mar o de rio como te guste más, se llamaban Manuel y Miguel, y siempre andaban juntos para arriba y para abajo se querían tanto que parecían uno, y al estar separados no se sabía quien era cual.

Vivian en un castillo cuidados por algunas brujas que por penitencia a sus brujerías y en busca de la expiación, cuidaban niños que por alguna razón no eran cuidados por sus familiares, pero las brujas son así, por mas que estén buscando la metamorfosis y llegar a ser algún día hadas, es su naturaleza, son brujas y no lo pueden evitar, aunque ellas rezaban de noche y de día, para que no se notara tanto su estado letal.

Un día, una de las brujas la tomó con Miguel, ese día la bruja tenia mal humor porque la luna estaba ubicada en una posición que afectaba sus mareas malignas, así que llevo a Miguel a uno de los cuartos de su castillo y lo regaño fuerte, como un cañón exhalaba improperios contra el niño que sólo la observaba con miedo al ver que su rostro se desfiguraba y se asemejaba más a lo que era, una bruja. Al salir del cuarto después que jalaron sus orejas y amenazaron en convertirlo en sapo, Miguel se molestó, tanto que se quito su pequeño zapatito para lanzarlo a la gran olla que había en medio en ese cuarto, por si acaso algún conjuro lo convertía en algún animal extraño, con tan mala suerte que le cayo en la barriga a la bruja Aura del Mar embravecido, quien había cambiado su nombre para cuando pudiera ser hada por Aura Marina, la bruja se transfiguró de nuevo y tomo a Miguel por las orejas y lo llevo donde un viejo ogro que por castigo de sus maldades de antaño también estaba en ese castillo donde brujas y ogros, expiaban sus maldades con niños, que es la mejor manera de liberar karmas, cuando llegaron donde el Ogro Samuel, la bruja le pidió un castigo para Miguel, un castigo que no olvidara, una humillación, ya que estaba a punto de violar su juramento y convertirlo en sapo o en jumento.

Al ogro no se le ocurrió mejor idea que dejar al pobre Miguel, pelón sin un cabello en su cabecita infantil, Miguel al verse tan desnudo rompió a llorar y se fue al bosque desconsolado, ya que le daba mucha vergüenza que lo vieran los otros niños del castillo. Manuel, empezó a sentir la falta de su hermano Miguel y presintiendo que algo no estaba bien, empezó a silbar como un pajarito en el bosque, ese era su llamado secreto, Manuel por fin encuentra a Miguel escondido y llorando avergonzado, y le dice, espérame aquí ya vengo.

Manuel corrió, y busco al viejo ogro Samuel y le dijo, hazme lo mismo que le hiciste a Miguel, el viejo sonrió complacido, y dejo pelón también a Manuel, que al verse igual que Miguel corrió al bosque, cuando se vieron, Miguel sonrió y toda la tristeza se convirtió en alegría cómplice de dos hermanos que se aman entrañablemente, se abrazaron y siguieron siendo los idénticos como dos gotas de mar o de rio, como te guste más….