La vida se compone de luces y oscuros, y aunque
Soluna tiene la particularidad de
estar del lado de la luz, su
vicio por lo oscuro la llevaba a ratos a estados depresivos y
lamentaciones inconclusas que disfrazaba con sonrisas, golpes de genialidad,
ataques de simpatía, empatía con todo el que se le atravesara, sentido
altruista, y un toque bohemio intelectual que la mantenía ajena de todo lo que
presumía. Le gusta amar, y observar, y
parece que nada la ofende , a todo le saca un reverso, y eso incluye los golpes
de la vida, dados por ella
Siempre sueña con el “viejo de la montaña” una especie de
utopía que tiene desde adolescente,
¡Ah por cierto! esa es una de sus
palabras preferidas “utopia” y aquí una de ella “ El viejo de la montaña” un artista, no podría estar con otro que no
lo fuera, eso es indudable, su descripción del famoso “viejo de la montaña” es
la de un tipo mayor; tiene es
fascinación que debe tener algún tipo de nombre de fobia por los “adultos mayores” un abuelito le
parecía lo más sexy del mundo, pero en el fondo eso era una burla, porque su
viejito, el de su pensar, era realmente
más joven que cualquiera, no de edad sino de algo que ustedes seguro sabrán comprender.
La descripción del mismo, esta vez ya hablando no de años,
ni de actitud, o sea viejo y artista, tiene que ser luz, si, si así lo
describe, un viejo que pinte desnudo,
que le haga el amor a todo lo que toque, o sea el viejo era cocinero,
fontanero, pintor, poeta, escultor, su escudo y su lanza, semental, algo
utópico definitivamente. (Continuará)
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